EL QUE SABE, SABE
"Las apariencias engañan". Dicho mítico que me solía decir mi padre cuando era pequeña. Todos los días me repetía lo mismo: “Cariño, no os acerquéis ni tú ni tus amigos a ningún desconocido que os regale golosinas o Chupa-chups en la valla del colegio porque puede que no sea eso. Recuerda que las apariencias engañan.”
Un claro ejemplo de que las cosas y las personas no son todas como parecen. He ahí el caso de nuestros ya amigos Honecker y Gorbachov. Dos personas comunistas aunque muy diferentes, y no sólo por su aspecto. Se encontraron en la celebración del 40º aniversario de la República Democrática Alemana, tan sólo dos meses antes de la caída del muro de Berlín.
Estando juntos en esa celebración y siendo amigos desde la infancia, Gorbachov se guardaba lo que sabía que iba a suceder, mostrando además impaciencia porque todo terminara de una vez. Sin embargo, Honecker, todavía con ganas de reír sin ver lo que se le venía encima, había matado a 192 personas y aun así mostraba estar bastante tranquilo.
Pasados unos años, Gorbachov obtuvo un Nobel de la Paz y Honecker fue procesado.
Para sobrevivir en un mundo como este, lleno de hipocresía y mentiras, hace falta ser inteligente. Posiblemente por eso, Juan José Millás nos diga que el que sabe, sabe. Y no hay más grande razón que para saber, haya que mostrar a veces una apariencia engañosa.
Si tienes las cinco mejores cartas, engaña, juega y sé hábil, sólo así podrás ganar tu partida de póquer.
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